Migraciones, Realidades y Retos de Futuro
Cuando recibí un correo de la Complutense diciéndome que me becaban un curso de verano en El Escorial, no terminaba de creérmelo. No sólo por el recorrido y la calidad de los cursos que organiza la Complu, si no porque iba a ser una oportunidad única para apre(hen)der más sobre Migraciones.
Y es que este verano, el Consejo Económico y Social de España organizaba el curso “Migraciones, Realidades y Retos de Futuro”, con la presencia de figuras tan importantes como Joaquín Arango o Antonio Izquierdo. Es un privilegio haber podido conocer el trabajo que otras mujeres están haciendo, como la gestión de la diversidad cultural desde el punto de vista educativo de la mano de Cristina Goenechea, la perspectiva laboral de la mujer migrante con María José Aguilar o cómo viven la diversidad las segundas generaciones gracias al proyecto de Rosa Aparicio. El elenco de investigadores y profesionales del área no acaba aquí y creo que, mirando atrás, hemos conseguido tener una visión económica, política, laboral y social completa.
Contar lo que hemos comentado, debatido y reflexionado estos dos días da para una enciclopedia y sería alargarnos demasiado. Damos dos pinceladas sobre los principales puntos calientes de la cuestión migratoria.
¿Qué supone la inmigración para el “Proyecto Europa”?
Al final, la migración, nos devuelve a nuestras propias realidades: un sistema legislativo imperfecto que gestiona poco y mal los flujos migratorios. Las medidas a largo plazo pasan por repensar las políticas migratorias, entendiendo que la inmigración es riqueza y crecimiento, conceptualizada en que debemos dejar de pensar en el mundo como un lugar con países o estados aislados. Debemos ser conscientes también de la generalización de las políticas restrictivas en cuanto a la movilidad geográfica, estamos en el crepúsculo de la libertad de circulación.
Los Estados Miembros de la Unión Europea estamos financiando medidas que en la propia UE serían ilegales. Las devoluciones en caliente o las devoluciones en alta mar no concuerdan con los valores y la legislación europea existente. Y en este punto analizamos el Caso Aquarius.
¿Qué nos está vendiendo los medios de comunicación? No, no existe el “efecto llamada” y sí el “efecto expulsión”. No somos el ombligo del mundo. De los 63.5 millones de personas que migraron forzosamente en 2015, el 40,8% eran desplazados internos “Sur – Sur”. Las cifras reales de España nos dicen que el 40% de nuestra inmigración es de tipo familiar, el 32% de libertad de tránsito y el 12.8% trabajo humanitario. ¿Qué está ocurriendo con el empleo? El problema no es que haya más demandantes de empleo, el problema es la destrucción del mismo. No hay un solo país en el mundo en el que la migración haya supuesto un empeoramiento económico al propio país. La influencia puede ser indiferente o bien mejorar.
¿Hacia dónde nos dirigimos?
Vivimos un momento histórico en el que hay un creciente auge de los movimiento xenófobos y anti – europeos. Lo preocupante es que, cada vez más, están teniendo un impacto a nivel político. El problema es amar tanto el ideal nacionalista, para acabar haciendo daño al vecino. Decir “yo soy el que tolera” nos coloca automáticamente en un posición de privilegio.
Las migraciones no son algo anecdótico, es una realidad e implica un proceso de resignificación. Las tendencias globales se dirigen hacia el aumento de la migración forzada, las necesidades de protección internacional, el aumento de la apatridia, los éxodos masivos y la mercantilización de la inmigración, sobre todo en el plano laboral.
Necesitamos la inmigración. Desde el punto de vista puramente egoísta, sin apelar a cuestiones solidarias, estamos en una Europa con una pirámide poblacional claramente invertida, en el que la natalidad no se produce y en el que el sistema económico afronta cuestiones tan serias como el futuro de las pensiones. Estamos infravalorando el potencial de lo diverso.
¿Qué está ocurriendo con la mujer?
Existe una invisibilización sistemática de la migración femenina, que nace de la mirada androcéntrica y etnocéntrica de la que partimos en la migración. Encontramos también desplazamientos migratorios que son exclusivamente femeninos: el desplazamiento estructural por patrilocalidad; la migración económica por tareas específicas por sexo y por desigualdad de la distribución de la herencia y las refugiadas por motivos de género. Se está produciendo un ocultamiento real de la actividad laboral asociada a la capacidad productiva de la mujer. Aún no nos planteamos quién se encarga de los cuidados y qué significa vivir en régimen de “interna”.
La mujer migrante enfrenta una discriminación múltiple sistemática. Esta discriminaciones no son la simple suma de otras discriminaciones, son únicas y específicas por el hecho de ser mujer migrante.
¿Cuáles son las claves para mejorar la realidad?
La clave está en cambiar los discursos, en pensar en los beneficios que nos reporta la migración y no en los costes de la no emigración.
Necesitamos repensar el Protocolo de Dublín y el concepto de “país seguro“, abrir pasillos y canales seguros, establecer cuotas regionales de reasentamiento y crear canales seguros y razonables que permitan la migración voluntaria.
Gestionar la diversidad cultural en el ámbito escolar va más allá de la “pedagogía del cous – cous“. Necesitamos ampliar horizontes, incluir otras culturas en los curriculums sin cosificarlas y fomentar la participación de todos en base a los intereses y las experiencias vitales. Nuestro mapamundi es distinto del que se utiliza en Australia, en China, en EEUU o en Japón.
Quizá todos y todas deberíamos repensar la cultura. La cultura, que no es algo estático ni definitivo. ¿Cuál es mi herencia cultural? ¿Qué significa “España”? ¿Cuál es el lugar en el que habito?
Gestionar mal la diversidad es un despilfarro y un dolor. Ambos son evitables. (Jaume Lanaspa)